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jueves, 6 de mayo de 2010

Cementos hidráulicos

Se da este nombre genérico a un cierto grupo de cementos especiales o aditivos, que pueden ser dosificados como si fueran un mortero submarino; que se sumergen, para su aplicación, en cubas especiales (estancas y con una capacidad de 4 a 5 (L.)) y son puestos en obra, por un buzo como parches, sellos y otros pequeños requerimientos, como ser tapones de cavidades de insertos, etc.




Estos cementos hidráulicos son de fraguado rápido, lo que permite su uso en muchas aplicaciones submarinas, son muy efectivos como juntas submarinas de elementos prefabricados. Uno de los más recientes y promisorios productos desarrollados no contiene cloruros, por lo que es apto para ser usado en condiciones muy corrosivas o donde el efecto de la corrosión puede ser muy serio, como el hormigón pretensado. Además del agua potable, el agua marina, también puede ser usada como agua de amasado; pero el agua marina, en general es rica en ión cloruro, por lo que produce la tendencia a promover la corrosión. El cemento puede fraguar en 4 a 5 minutos, muestra excelentes características de adherencia y resistencia, no presenta contradicciones de fraguado y es químicamente muy resistente. Ha sido usado como parches de perforaciones, en emergencias, a profundidades tan grandes como 40m. También en el mercado existen aditivos, que pueden ser adicionados a un cemento corriente para producir características de fraguado rápido (aceleradores de fraguado); lo que los hace muy aptos para su uso submarino; pero, muchos de estos aditivos contienen cloruros por lo que siempre, se deberá considerar el posible daño por corrosión.

APLICACIONES DE CEMENTOS HIDRÁULICOS. El mayor empleo de este tipo de cementos, es en obras en las que se desea muy rápidamente una gran dureza sin gran resistencia, aproximadamente 80 Kg. a los 28 días, como ser, la obturación de fugas de vías de agua y el sellado de mampostería, ejecutadas en la carrera de mares como ser rampas de atraque. Para evitar el deslavado de los macizos de mampostería o rampas de atraque, ejecutados en la marea baja se obturan en las juntas al final del trabajo, antes de que la obra sea cubierta por la marea, mediante mortero de cemento de fraguado rápido, por lo que constituye el sellado. Al reanudar el trabajo, este mortero se quita cuidadosamente con martillo picador, para que no quede ninguna traza de él. También se puede sellar la superficie superior de los macizos de hormigón, si las caras laterales están protegidas por moldajes estancos. A la marea siguiente, se quita la capa de mortero y se descarna la superficie para continuar el hormigonado. El sellado de las vías de agua se presenta, entre otros casos, en la ejecución de soleras de esclusas o diques, sometidos a grandes subpresiones. Cualesquiera que sean las precauciones tomadas en el hormigonado, siempre se producen afloramientos localizados. La obturación de estas fugas localizadas, se obtiene limpiando los orificios de salida y sellándolos primero, mediante trapos impregnados hasta saturación, en pasta fluida de cemento de fraguado rápido y después, mediante mortero introducido a presión. A menudo, las fugas se acentúan en los últimos puntos a obturar, por lo que pueden montarse tubos piezométricos sellados con cemento de fraguado rápido, en los que se establece el equilibrio del líquido a nivel superior de la solera, 7 a 8 cm. Se termina mediante inyecciones de lechada de cemento a presión conveniente, a partir de estos tubos. Estas inyecciones deben hacerse simultáneamente en todos los tubos, con un ligante que no presente incompatibilidades con el del hormigón de la solera. (Fuente de la información: Carlos Enrique Diaz Reyes, Chile)