Con la domótica las tareas cotidianas del hogar quedan en manos de un sistema informático o software. A través de él el propietario de una vivienda controla la temperatura de las diversas habitaciones, así como la iluminación y la climatización. Dispone de hilo musical, detectores de humo y gas en toda la casa, electrodomésticos programados para cumplir una función concreta a una hora determinada y sistemas automáticos de riego, entre otras muchas ventajas.
El capítulo más importante es el de la seguridad, ya que este tipo de viviendas cuentan con un buen número de sensores y detectores que alertan de la presencia de intrusos, incluso a distancia, a través de mensajes de voz que recibe el usuario en su teléfono móvil o por correo electrónico.
Además, si se tiene previsto pasar una larga temporada fuera del hogar, esta tecnología se encarga de simular la actividad en el interior del mismo subiendo y bajando persianas o encendiendo el televisor. "La domótica responde al deseo de los ciudadanos de poseer un hogar seguro. Los sistemas de seguridad ocupan en nuestro país el primer lugar en cuanto a instalación", reconoce David Oliver, secretario de la Asociación Española de Domótica (CEDOM). El dueño de la casa controla todos los sistemas manual o automáticamente. "Son extremadamente sencillos y gráficos. España está a la cabeza de la implantación en Europa de teléfonos móviles y ello indica la capacidad de asimilación del usuario", tranquiliza Oliver.
El sistema funciona con módulos diseñados para soportar más de 10.000 actuaciones, de manera que en caso de avería tan sólo se debe solucionar el problema particular que se haya producido sin necesidad de cambiar todos los mecanismos. Esto implica un importante ahorro económico y evita la paralización de todo el circuito mientras no se corrija la avería.