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viernes, 26 de agosto de 2011

El edificio mas alto del mundo medira 1,6 km

El Gobierno de Arabia Saudí confirmó ayer que la firma de arquitectos Adrian Smith+Gordon Hill llevará a cabo la construcción en Jeddah de la Kingdom Tower, de 1.600 metros de altura.

El Gobierno de Arabia Saudí confirmó ayer que la firma de arquitectos Adrian Smith+Gordon Hill llevará a cabo la construcción en Jeddah de la Kingdom Tower, el mayor edificio del mundo, una construcción de 1.600 metros de altura que costará unos 20.000 millones de euros. No se ha informado sobre la fecha de finalización de esta nueva ciudad en el cielo.
El anuncio se produce casi tres años después de la primera presentación oficial del proyecto, cuya puesta en marcha se ha venido retrasando.

El príncipe saudí Al Waleed Bin Talal se encuentra al frente de la Kingdom Holding Company, empresa encargada de acometer la obra. La distancia desde el suelo hasta el pináculo de la gigantesca torre será de una milla terrestre, es decir 1.600 metros. Si se tratara de viviendas habitables, estaríamos hablando de un edificio de unos 550 pisos de altura.

Se sabe que los mil primeros metros (lo que viene a suponer unos 330 pisos) estarán ocupados por oficinas, por un hotel y por cuatro áreas residenciales. Los 600 metros últimos (o sea, unos 200 pisos) se reservarán para acoger los equipos capaces de proveer de energía alternativa a este poblado en las alturas.

Se estima que, para llegar de la planta baja hasta el ático se requerirán unos cinco minutos empleando los ascensores más eficientes de la actualidad, capaces de desplazarse a unos 6 metros por segundo. Más rápido, los viajeros se marearían.

El edificio ha sido ya bautizado como Kingdom Tower (La Torre del Reino) y se levantará a unos 20 kilómetros de la segunda ciudad de Arabia Saudí. Jeddah, que posee las instalaciones portuarias más importantes del país, está situada en el emirato de La Meca, en la costa oeste de la Península Arábiga. Está habitada por 3,4 millones de personas a los que hay que sumar los 3,8 millones que ocupan su área metropolitana.

El gabinete AS+GH, de Chicago, ya participó en la construcción del Burj Khalifa, el rascacielos de 828 metros que ostenta desde 2010 el título de construcción más alta elaborada por el hombre y que está en Dubai. «En Dubai hay edificios muy altos, pero cuando ves Burj Khalifa, los demás parecen enanos», resalta Íñigo Puente, profesor de Construcción en la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra en San Sebastián.

La firma de arquitectos AS+GH está también presente en la erección de la Ciudad Económica Rey Abdullah en Jeddah, en el Distrito Central de Negocios de Pekín, en la isla china de Chongming, en los Jardines Jumeira y en la nueva Ciudad de la Energía Za'abeel, ambos en Dubai. Se trata de macroproyectos con inversiones multimillonarias en países de economías emergentes o ligadas al negocio del crudo.

MERA CUESTIÓN DE BOTONES
«En un rascacielos todo depende de los ascensores», dice el arquitecto Roberto Pérez Guerras, autor de cinco rascacielos en Benidorm (entre ellos el Negurigane, de 148 metros) y que arma ahora allí la impresionante estampa del Intempo, dos torres coronadas por un cono, a 200 metros de altura. «Cuando se plantea un edificio en altura se deben atender dos problemas: el viento y el sismo. El de Benidorm ha sido proyectado para soportar rachas de más de 150 kilómetros por hora. Los nuevos procedimientos y materiales nos ayudan.

Las estructuras se prueban en túneles de viento, por ejemplo. Y buscamos sustentación. En Benidorm hemos bajado a 17 metros de profundidad con pilotes para anclar el edificio y evitar que pueda volcar. Un rascacielos no es una estructura rígida. No. Los pisos altos del Intempo se moverán 25 centímetros a un lado y otro si soplan 150 kilómetros de viento, aunque dentro no lo notas. Hacer estos edificios tan altos es un placer, se trata de resolver problemas y encontrar soluciones», indica Pérez Guerras.
Aunque, claro, toda edificación está sujeta a una normativa estricta (en España se aplica la EHE 08) y a reglas inflexibles. Por ejemplo ningún pasajero puede pasar más de 60 segundos en un ascensor. ¿Y cómo se hace si se quiere subir más alto? Sencillo. 59 segundos en ascensor. Se sale a un rellano y se toma otro. Y, así, todas las veces que haga falta.

Pero ¿por qué países como Dubai, Arabia o en su día EE UU o Malasia con sus Torres Petronas quieren llegar cada vez más arriba, por qué quieren rascar el cielo?
«Creo que es una cuestión de orgullo nacional», apunta Íñigo Puente, ingeniero industrial y especialista en Teoría de la Construcción. «Hay un componente de ego del arquitecto, de factores comerciales y de reclamo internacional para un país. Antes, los grandes edificios eran propiedad de la banca, de las grandes corporaciones y de las multinacionales, que tenían en ellos su reclamo. Hoy son los países quienes los usan como figuras publicitarias», razona César Martín Gómez, del departamento de Edificación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra. «Y edificios tan altos como esta Kingdom Tower podrían tener un sentido en ciudades más densas, pero en Arabia sobra terreno...», resalta.

HORMIGÓN EN ALTURA
«Lo primero que debe hacer un arquitecto es asegurar la vida de las personas que van a habitar un edificio, garantizar su evacuación, prever las formas de extinguir un incendio... Los límites hoy no son constructivos, los materiales resisten... pero ¿qué calidad de vida van a tener las personas que vivan en ellos? ¿Cómo garantizamos su eficiencia energética? ¿Cómo va a gestionarse el agua?», se pregunta César Martín.

Íñigo Puente resalta que los materiales y los cálculos permiten hacer prácticamente todo. ¿Pero tan alto? ¿Cómo se manda el hormigón a 1.600 metros antes de que pasen los 45 minutos en los que comienza a fraguar? ¿Qué bombas gigantes habrá que instalar para mandar agua a lo alto? ¿Qué tamaño habrán de tener, a mil metros, las estructuras que den cobijo a los huecos para los ascensores? ¿Cómo serán los bajantes, los conductos de aire acondicionado, las escaleras de seguridad? «A veces olvidamos que hasta el siglo XIX no había edificios de más de 30 pisos. Los rascacielos solo se empiezan a construir cuando se ponen a punto los ascensores. Técnicamente -dice Íñigo Puente-, todo puede hacerse. Pero, allá arriba, los inconvenientes hay que multiplicarlos por el cubo de la altura»