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martes, 19 de febrero de 2013

la radiación ambiental


1.La radiación ambiental se mide con detectores fijos instalados en diferentes puntos.

2.Las partículas radiactivas que pudieran estar en suspensión en la atmósfera, se analizan reteniéndolas en filtros a través de los cuales se hace pasar el aire y midiendo posteriormente tales filtros.

3.La medida de la radiactividad de alimentos o agua contaminados (o que pueden estar contaminados) se hace analizando muestras de los mismos.

4.La medida se hace mediante detectores especiales que permiten medir directamente la radiación que emiten los materiales radiactivos incorporados al cuerpo humano o analizando muestras biológicas.

Los titulares de las instalaciones nucleares están obligados a instalar y mantener una red de detectores de radiación en los alrededores de cada instalación y a elaborar y llevar a efecto un Plan de Vigilancia Radiológica Ambiental (PVRA) en el entorno de su emplazamiento.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) toma muestras ambientales que son medidas en laboratorios especializados, para contrastar las medidas realizadas por el titular. Algunas comunidades autónomas tienen encomendada esta función.
En caso de producirse un accidente con liberación de material radiactivo, se pone en marcha un plan de vigilancia especial que incluye la toma de muestras y su medida e, incluso, el desplazamiento de unidades móviles a los lugares afectados para la realización de medidas ambientales.
Emergencia nuclear
La emergencia nuclear es la situación o estado que se produce cuando en una central nuclear se da un suceso perturbador del funcionamiento normal que podría desencadenar un accidente, sí:
  • No funcionan correctamente las salvaguardas tecnológicas
  • Se producen errores de operación en la instalación
  • Se espera o se produce un niel anormal de radiación o contaminación

Para hacer frente a estas contingencias, se tienen previstas una serie de actuaciones (planificación de emergencias), con dos vertientes:
"Intrínseca o interior, que establece los requisitos de seguridad nuclear a cumplir por los titulares de las instalaciones para prevenir las posibles anomalías de funcionamiento y evitar, caso de que se produzcan, que de ellas se deriven consecuencias hacia el exterior. 
"Extrínseca o exterior, destinada a prevenir y minimizar las consecuencias en el exterior de las instalaciones nucleares de cualquier accidente y, específicamente, aquellas consecuencias que puedan afectar a las personas y al medio ambiente

materiales pesados y la salud


Se habla mucho de los metales pesados, sin indicarse sin embargo, qué son, y específicamente, el cómo y por qué son peligrosos. Se denomina metales pesados a aquellos elementos químicos que poseen un peso atómico comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg), y que presentan un peso específico superior a 4 (g cm-3). Cabe destacar que en esta categoría entran prácticamente todos los elementos metálicos de interés económico, por tanto, de interés minero.
            Lo que hace tóxicos a los metales pesados no son en general sus características esenciales, sino las concentraciones en las que pueden presentarse, y casi más importante aun, el tipo de especie que forman en un determinado medio. Cabe recordar que de hecho los seres vivos “necesitan” (en pequeñas concentraciones) a muchos de éstos elementos para funcionar adecuadamente. Ejemplos de metales requeridos por el organismo incluyen el cobalto, cobre, hierro, hierro, manganeso, molibdeno, vanadio, estroncio, y zinc. El caso del hierro es notable entre éstos, siendo vital para la formación de hemoglobina.
            Todos los metales pesados se encuentran presentes en los medios acuáticos (el agua químicamente pura no existe en la naturaleza), aunque sus concentraciones (en ausencia de contaminación) son muy bajas. Los metales pesados se encuentran en estas aguas como coloides, partículas minerales (sólidos en suspensión), o fases disueltas (cationes o iones complejos). Las formas coloidales suelen dar lugar a la formación de hidróxidos, mientras que las partículas sólidas incluyen una gran variedad de minerales. Las fases disueltas pueden a su vez ser capturadas por adsorción o absorción en arcillas o hidróxidos. Adicionalmente, los compuestos orgánicos pueden constituir fases con gran capacidad de captura de cationes metálicos, que en ocasiones dan lugar a fases extremadamente tóxicas (e.g. metilmercurio: CH3Hg).
            A su vez la química del sistema acuoso regula las tasas de adsorción-absorción en el sistema agua-sedimento. La adsorción remueve el metal de la columna de agua; la desorción lo incorpora nuevamente a ésta. Los parámetros que regulan el sistema son: la salinidad, el potencial redox (Eh), y el pH:
  • Un incremento de la salinidad conlleva una competencia, entre metales pesados y metales grupos I y II, por los sitios de ligazón (e.g. espaciado interlaminar en las arcillas), lo que se traduce en la expulsión de los metales pesados, y su devolución a la columna de agua.
  • Un incremento del Eh genera la inestabilidad de los compuestos reducidos (e.g. sulfuros), poniendo el metal en solución.
  • Un decrecimiento del pH tiene dos efectos: 1) induce la disolución de compuestos metal-carbonato (e.g. cerusita: PbCO3); y 2) aumenta la solubilidad de los metales disueltos.
El decrecimiento del pH puede ligarse directamente a la serie de fenómenos físico-químicos que se derivan de la oxidación de especies sulfuradas (particularmente la pirita: FeS2). La consecuencia directa es la formación del denominado drenaje ácido. El sistema se encuentra así fuertemente regulado por: 1) las cantidades iniciales de pirita en el yacimiento (de sulfuros o carbones piritosos) o la escombrera (mineral dump); 2) por la presencia de bacterias oxidantes (e.g. T. ferrooxidans); y 3) los niveles de oxígeno.